Bienvenidos...

Mi blog de Comercio Exterior

Soy contador público (UNL), Especialista en Comercio Exterior (UNR) y Despachante de Aduana. Escribí dos libros que buscan -sobre todo- insertar personas en la exportación: Teoría y Practica de la Exportación por Cuenta y Orden de Terceros (Ed. Librería Cívica, 2013); y Comercio Exterior Para No Especialistas (Ed. Tarifar, 2015). Combino mi trabajo diario con la docencia en carreras de grado y posgrado de algunas universidades nacionales y seminarios en instituciones intermedias de todo el país, y en algunas empresas (“in company”). Suelo participar en los medios con columnas especializadas. Vivo mi trabajo como una pasión, aunque lo más importante siempre está fuera del trabajo. Mi frase preferida: Nunca te des por vencido, porque si lo hacés, viene un chino y te mete en la góndola de los lácteos. Bienvenidos!!!.

sábado, 12 de julio de 2014

Chau mundial!!! Hasta siempre!!!

La semana pasada pasé caminando por el barrio en el que me crié. Es bastante cerca de mi casa pero es la primera vez en casi 30 años que me puse la mirada curiosa que tienen los chicos, y me di una vuelta manzana de más, sólo para ver. No está el kiosco, no está la concesionaria de autos usados, tampoco la casa de antigüedades, ni el almacén, ni la relojería, ni el video club, en realidad no hay casi nada de lo que había!.   Pero me di cuenta que si miras bien, hay cosas que todavía están ahí, que nunca se van (como en la vida misma). Veo los números de bronce de la casa del vecino, esa baldosa rota de la cuadra, la canchita del Colegio Nacional, el árbol con el que rompí la bici cuando aprendía a andar, la casa del profesor de folklore, el garaje donde jugaba con mis amigos... 

Cierro los ojos, me veo a mí, hace 24 años un día como hoy,  trepado a los hombros de mi viejo con la bandera de celeste y blanca, festejando las genialidades de Diego y el mundial de México. En ese entonces, para mí el mundo era Argentina,  Santa Fe Provincia mi barrio, y Santa Fe Ciudad la manzana de mi casa.

El tiempo…  es como el cobrador de un negocio cualquiera. Te entrega tu compra y se lleva el dinero. Te da y te quita. En el camino perdí la inocencia de la infancia, la ignorancia de  conocimientos “básicos”,  aprendí que Argentina es un país en el mundo, y que  la cuadra que era mi ciudad es desconocida por todos de la manera en que yo la conozco. El tiempo se cobró la escuela primaria con su patio de baldosas blancas y negras, algunos amigos de la infancia que ya no vi eternizados en fotos mentales invisibles, mis tardes en el club, mi primer auto, mi casa de la infancia, mis viejos, mis cuadernos, mis grupos de música,(…).  A cambio me entregó nuevos amigos, un trabajo, nuevos trabajos, nuevos hobbies,… mis hijos.

Muchos estaban esperando con júbilo el día de hoy para levantar los brazos al cielo y gritar: - Gracias a Dios que se termina esta estupidez! . Otros se agacharán le darán un beso al suelo y gritarán: - por suerte esto es cada cuatro años! .  – La gente se pone idiota, se olvida de los problemas, por fin viejo! , ó – Me tenían hasta las p… con el  mundial!. Y por supuesto, los más reflexivos dispararán con razón: - para qué gastar tanta guita en un mundo donde aún mueren chicos de hambre (comparto que podría hacerse un mundial más modesto).

Estoy de acuerdo en parte, en no transformar a un evento deportivo en un frasco de Sedal con queratina para el lavado cerebral. La responsabilidad en ese punto es personal. Claramente la vida sigue, y los problemas no desaparecen, y hay que pagar las cuentas, y Boudou fue procesado y la puja con los fondos buitres no cesa y la situación del país en OMC preocupa, y las exportaciones no despegan…. pero discusión de lado: el Mundial de fútbol es una realidad.

Y para mí, es también una oportunidad concreta para encontrarse con el de al lado. Por ejemplo, estuve en Porto Alegre, y lo que más rescato no fue el resultado deportivo (victoria 3-2),  sino la sorpresa que me llevé con la cercanía afectiva y cultural que tenemos con los brasileros del sur, su amabilidad, su generosidad, su alegría.

El mundial es también una posibilidad de acercarnos a nuestras raíces, para sentirnos parte de un destino común, para tender una mano, para renovar la alegría, para abrazarse fuerte y disfrutar de las cosas que el tiempo nos vendrá a cobrar adelante.


Ojalá que haya servido para tocar el corazón de mucha gente y que salga de eso algo positivo hacia los demás. Después de todo, no soy yo, son todos los chicos, todos los viejos, todos los barrios, todas las cuadras, todas las banderas, todos los momentos, todas las vidas. 


No hay comentarios:

Translate