Bienvenidos...

Mi blog de Comercio Exterior

Soy contador público (UNL), Especialista en Comercio Exterior (UNR) y Despachante de Aduana. Escribí dos libros que buscan -sobre todo- insertar personas en la exportación: Teoría y Practica de la Exportación por Cuenta y Orden de Terceros (Ed. Librería Cívica, 2013); y Comercio Exterior Para No Especialistas (Ed. Tarifar, 2015). Combino mi trabajo diario con la docencia en carreras de grado y posgrado de algunas universidades nacionales y seminarios en instituciones intermedias de todo el país, y en algunas empresas (“in company”). Suelo participar en los medios con columnas especializadas. Vivo mi trabajo como una pasión, aunque lo más importante siempre está fuera del trabajo. Mi frase preferida: Nunca te des por vencido, porque si lo hacés, viene un chino y te mete en la góndola de los lácteos. Bienvenidos!!!.

martes, 29 de marzo de 2016

Las importaciones y el espejo. ¿El destino es azar, o el destino depende de lo que hacemos?

Por Diego Dumont

La derogada DJAI (Declaración Jurada Anticipada de Importación) que en los papeles era una “declaración de llegada” (instrumento respaldado por normas internacionales que pretende brindar información anticipada a las aduanas para que estas puedan cumplir con dos fines opuestos: controlar más y lograr mayor agilidad en la circulación de mercaderías en la frontera), se transformó en la práctica en una verdadera barrera para importar, que indiscriminadamente debieron sortear casi las importaciones entre 2012 y 2015 y colocó a Argentina por un tiempo como país líder del ranking  GTA (Global Trade Alert) que establece una tabla de posiciones donde cada país suma por cantidad de medidas potencialmente proteccionistas implementadas desde 2008.

El sistema alternó una etapa de reclamos por mostrador en la ex Secretaría de Comercio Interior de Guillermo Moreno, que incluyó parámetros de aprobación de operaciones apartados de toda norma y lógica, con un mecanismo de reclamos online, lanzado por el Secretario de Comercio Augusto Costa a fines de 2013, que lejos de la perfección, logró un toque de mayor federalismo en los pedidos de operadores y eliminó buena parte de la discrecionalidad que invita a la corrupción.

La política de  “comercio administrado” implementada por el país en los últimos años, no tiene origen per se, como autónoma y aislada de contexto, sino que respondió a un contexto internacional de demanda global débil y una nueva corriente internacional de proteccionismo encubierto (murky proteccionism) post crash de burbuja inmobiliaria de Estados Unidos en 2008,por un lado; y a una defensa ideológica del aislamiento sumada a desequilibrios internos por el otro: tipo de cambio oficial atrasado respecto a la inflación, exportaciones en caída, sangría de reservas, compromisos de deuda externa, etc.

En los últimos años, se priorizó obtener dólares de cercenar importaciones por sobre estimular exportaciones, a tal punto que la ex presidenta habló en algún momento de sustituirlas. El renovado Gobierno Nacional trajo consigo una nueva concepción del Sector Externo, caracterizada por mayor apertura e impulso de las ventas al exterior, pero aún arrastra la bola de preso de  desequilibrios heredados. Entonces, sigue habiendo una exageración de administración del comercio, ya no defendida desde lo ideológico, sino más bien forzada.

El cepo no ha sido eliminado 100% ni las importaciones liberadas como muchos piensan. Aún hay importadores bajo un cronograma de pagos por deudas atrasadas con el exterior y aún hay cerca de 1300 posiciones arancelarias de productos con licencias no automáticas de lenta o nula aprobación. Lo positivo es que fuera de las mercaderías “complicadas” bajo el SIMI (Sistema Integral de Monitoreo de Importaciones) que reemplazó a la DJAI, la aprobación de importaciones es total (están sólo sujetas a licencias automáticas que están siendo autorizadas en poco tiempo). También por el lado de normativa cambiaria, el BCRA eliminó el Sistema de Consulta de Operaciones Cambiarias. Lo  de “consulta” es sólo ilustrativo, ya que impedía transferir a proveedores del exterior si la importación no estaba permitida. Pero aún estamos lejos de un listado lógico que certeramente proteja los sectores más sensibles de la industria nacional y levante la suela del resto. El país se encuentra en una etapa gradualista de acomodamiento fino post  shock que significó el sinceramiento  del dólar oficial y otras medidas relacionadas, y que por supuesto está atada a la economía en general, de la cual depende el sector externo.

Lo que sí está claro, es que un país que quiere crecer, debe exportar  más y  también importar más. No hay que mirar el saldo comercial sino el dinamismo que produce el comercio exterior. No es lo mismo un saldo de 10 si exportás 80 e importás 70, que un saldo de 10 si exportás 110 e importás 100. En la historia argentina, la curva de crecimiento del país siempre fue de la mano de la curva de crecimiento de las importaciones. Ocho de cada diez dólares que se importan  van a producción.

Es cierto, en gran medida, de la situación de Brasil, de la resolución con los holdouts, del valor internacional de los comodities, de la fuerza de la demanda internacional, entre otros, va a depender en parte la intensidad de administración del comercio exterior en los próximos años. No hay dudas de que existe una cuota azarosa en la vida de una persona o de un país. Pero también es cierto que la realidad es influida por  lo que hagamos puertas adentro. No somos sólo espectadores.  Como decía Ghandi “la vida es como un espejo. Si sonrío, el espejo me devuelve la sonrisa”.

Nos vemos







Translate