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Mi blog de Comercio Exterior

Soy contador público (UNL), Especialista en Comercio Exterior (UNR) y Despachante de Aduana. Escribí dos libros que buscan -sobre todo- insertar personas en la exportación: Teoría y Practica de la Exportación por Cuenta y Orden de Terceros (Ed. Librería Cívica, 2013); y Comercio Exterior Para No Especialistas (Ed. Tarifar, 2015). Combino mi trabajo diario con la docencia en carreras de grado y posgrado de algunas universidades nacionales y seminarios en instituciones intermedias de todo el país, y en algunas empresas (“in company”). Suelo participar en los medios con columnas especializadas. Vivo mi trabajo como una pasión, aunque lo más importante siempre está fuera del trabajo. Mi frase preferida: Nunca te des por vencido, porque si lo hacés, viene un chino y te mete en la góndola de los lácteos. Bienvenidos!!!.

domingo, 5 de febrero de 2017

Poder financiar es poder vender. Forfaiting: lo que Pedro quiere, lo que Juan no encontraba y lo que Argentina necesitaba.

Fuente: http://itfa.org- Asociación Internacional de Forfaiting
Por Diego Dumont, para LA NACION, 09/02/2017
http://www.lanacion.com.ar/1982913-forfaiting-poder-financiar-es-poder-vender)

Juan, un exportador argentino, pretende colocar su producto en el exterior, quiere cobrar lo antes posible para recuperar el capital invertido y obtener su ganancia. De la misma forma, Pedro, el importador extranjero, necesita plazo de pago prolongado para incorporar los productos importados al proceso industrial (o comercial) evitando distraer valioso capital de trabajo de antemano. Es un caso sumamente frecuente que puede terminar con una venta frustrada.

Cuando las políticas de promoción a las exportaciones no constituyen una cuestión de Estado, quedan más bien atadas de manos a los vaivenes del contexto. Así ha sucedido en Argentina a pesar de tener una Ley Nacional (23101), vigente desde hace más de 30 años, que ha sido insuficientemente acompañada y enriquecida reglamentariamente.

¿Por qué Juan no podía con Pedro?. La carroza por delante.
Después de la crisis del 2001, con la creación del Mercado Único y Libre de Cambios en 2002 (que no ha sido ni “único” ni “libre”), se obligó a los exportadores  argentinos a adelantar sus cobros al exterior a plazos preestablecidos según la mercadería, que se perpetuaron -con variaciones mínimas- aún en tiempos de mayor bonanza, llegando a un máximo de un año y tocando el  mínimo ridículo 15 días corridos en la etapa final del Gobierno anterior para graneles y sujetos vinculados. Si Juan quería financiar a Pedro, debía recurrir a fondos propios y a practicar cierto arte esotérico para calzar las prefinanciaciones y post-financiaciones de exportaciones a plazos cortos, con sus necesidades financieras, pero no  podía ofrecer plazos importantes -aunque quisiera- salvo excepciones que no vienen al caso.   Esto constituía una primer limitante al poder de venta argentino.

Sumado a esto, las líneas de financiación locales y extranjeras suelen acotarse cuando asoman vacas flacas en el horizonte. La consentida coexistencia de una dualidad cambiaria (blue/oficial), y las maltrechas Reservas Internacionales se transformaron en el chaleco de fuerza auto-ajustado para cualquier cambio posible. Y perdimos terreno. Y Juan perdía la venta a Pedro, Pablo y Vilma.

Sucede, querido lector, que un país que tiene que exportar –como el nuestro- (y “tiene” en negritas), porque su producción y capacidades supera con holgura al consumo interno en varios rubros (y necesita esos dólares para importar lo que no produce o produce insuficientemente en cantidad o calidad), precisa condiciones apropiadas para competir. La competitividad no pasa por una calificación mágica, sino más  bien por una decisión política, y abarca variables que van desde el desde el tipo de cambio competitivo, hasta infraestructura, ausencia de “burrocracia” en las gestiones, reglas claras, conciencia exportadora en el empresariado, acuerdos con socios comerciales para sortear barreras técnicas y facilitar el intercambio, la no exportación de impuestos, y entre seguramente  muchas otras más, precisamente la capacidad de financiar.

Juan necesitaba la carroza atrás del caballo y no al revés. Así lo entienden en el mundo los países más exitosos en el comercio, y sabiendo que los bancos privados no resuelven  todos los problemas del exportador, suelen crear las llamadas Agencias de Crédito a la Exportación -públicas o mixtas- (ACE o ECA en inglés, por Export Credit Agencies) enfocadas específicamente en la fuerza exportadora. A modo de ejemplo, los países de la OCDE - “el club de los ricos” en el que Argentina quiere fichar- , tienen una o más ACE para motorizar sus exportaciones. http://www.oecd.org/trade/xcred/eca.htm

La carroza por detrás

Argentina no integra aún la OCDE pero tiene su ACE: el Banco de Inversiones y Comercio Exterior. Con reciente  la ampliación a 3650 días del plazo para ingreso de divisas de todas las mercaderías de la nomenclatura (Resolución 47 E de Secretaría de Comercio), y con un marco de tipo de cambio más estable, se abrió la calle del Forfaiting, o Forfait como se conoce en francés, idioma del que proviene. Una herramienta que permite a Juan financiar a Pedro hasta un plazo máximo de 10 años  y a Pedro pagar hasta dicho plazo. Juan cede al BICE (forfaiter) el derecho de cobro del crédito de la exportación a Pedro, documentado con una letra de cambio aceptada por Pedro, un pagaré emitido por Pedro, Carta de Crédito, etc.. Luego Juan cobra el total, deducidas las comisiones y gastos bancarios. 

La operatoria puede incluir -y de hecho en la línea del BICE sucede- la presentación de una garantía que lo satisfaga, porque una vez aceptada la operación, Juan se desentiende de riesgos políticos y de transferencias.  Era muy necesario para una Argentina que busca hacer despegar sus exportaciones y estar "en talla" para el comercio, un instrumento de esta importancia, al que la propia Cámara de Comercio Internacional de París dedicó especial atención para facilitar la operatoria, con las reglas de uso voluntario URF 800 (2013).

Aquí  la ficha de la línea de  Forfaiting ofrecida por el BICE. Nos vemos.




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