Por Diego Dumont
Cuando estás pensando en hacer un negocio que
tiene que ver con exportar o importar, una de las principales dudas que tenés
es cuánto vas a pagar de impuestos y qué
trámites especiales tenés que hacer.
No es extraño ver gente que llega al estudio del despachante con un catálogo alto como la Guía Telefónica y dice: “me gustaría importar estas
cosas”, ¿cuánto debería pagar de impuestos?.
A menos que estés dispuesto a pagar el retiro de un despachante de aduana para que se
siente con tu “tomo” por algunos meses, no hagas esto, y tratá de ser preciso en la elección de las mercaderías con las que querés trabajar. Tené presente que además de los impuestos, hay
muchos otros conceptos que formarán parte de tu costo de importación o precio de exportación. Por ejemplo: honorarios de despachante, fletes, seguros,
gastos en terminal, transportes internos,
gastos bancarios, etc.
Para conocer los impuestos que
hay que afrontar, lo primero que hay que hacer es “clasificar arancelariamente”. Y qué es esto?. Ahorrando complejidad y ganando
comprensión, clasificar arancelariamente significa encontrar el código numérico
y a veces alfanumérico, que corresponde a una mercadería dentro de un gran libro
que se llama Nomenclador o Nomenclatura. Esta tarea normalmente la hace el
despachante de aduana y no es una pavada. Implica un esfuerzo intelectual que
puede insumir hasta horas de dedicación, y el seguimiento de un método técnico
(Método de Sistemática Clasificatoria).
Normalmente quien clasifica necesita buena información sobre la mercadería. Una mala clasificación puede llevar a sobre o sub
estimar tributos, haciéndonos perder un negocio o entrar erradamente, e incluso puede traducirse en un problema
legal y económico si es advertida por Aduana.
La Nomenclatura es mayormente genérica. Es decir,
es muy difícil ubicar una mercadería tal cual la conocemos popularmente. No
vamos a encontrar por ejemplo “una camiseta de Boca con el N° 10 de Juan Román
Riquelme”, ni “paragolpes de Volkswagen Gol 1.6 modelo 2005”, ni el “PULSE, el
DVD doble de Pink Floyd”. Más bien habrá
que buscar dentro de prendas de vestir,
partes de automotores, soportes magnéticos, y así.. A su vez, de las prendas de vestir –por ejemplo- podría
interesar el material textil, el talle y otros datos.
Otra aclaración importante es que en la
nomenclatura hay objetos, es decir las cosas que pueden importarse o
exportarse. Quedan comprendidos como “cosas” por ejemplo, una pelota, una bicicleta, una máquina y los animales; pero no
los inmuebles ni las personas. Parece obvio,
pero me pasó que ante el fallecimiento de un comprador extranjero en
Santa Fe me llamaron para hacer la “exportación”. Lo mismo cuando en los
últimos años ante el delito de extranjeros se vio en algunos medios a cierta
gente pidiendo que se los “exporte”. En estos casos la pelota la tiene
Dirección Nacional de Migraciones y no Aduana.
Algo interesante es que en la inmensa mayoría de
los países del mundo la clasificación
arancelaria tiene una misma base: los
seis primeros dígitos son los mismos. Esto es
consecuencia del Convenio del Sistema Armonizado de Designación y Clasificación de Mercaderías que Argentina firmo en 1985 y ratificó en 1993. Esta
Convención permite facilitar la negociación de acuerdos (al hablar mayormente de números y
menos de denominaciones difíciles de traducir), la obtención de datos
estadísticos, el intercambio de información comercial, la aplicación de política
comercial externa, etc.
A una empresa le sirve para tener una primera
aproximación al el tratamiento de lo que desea importar o exportar. Cómo?, solicitando la posición arancelaria al proveedor o cliente y llendo a la nomenclatura (si no habla
español, la “HS Tariff Code”, donde Hs proviene de Harmonized System). Esta posición no hay que tomarla como
definitiva sino la que el despachante que contrates determine y defienda ante
la Aduana Argentina. Si las cosas están bien hechas en ambos países debería llegarse a lo
mismo.
En Argentina la posición arancelaria que
utilizamos surge de agregar cinco dígitos y una letra a los seis del Sistema Armonizado.
Los dos primeros corresponden al bloque MERCOSUR del cual el país es miembro pleno y los
otros tres son internos. Se llega así a la Posicion SIM (SIM= por Sistema
Informático María o mejor dicho, Malvina desde ahora).
Se puede consultar gratuitamente la Nomenclatura arancelaria
en la web de AFIP en el siguiente link –opción "consultar posición"-:
Existen servicios pagos para privados que
permiten obtener consultas un poco más refinadas y mayor información (Por
ejemplo, los de Tarifar, NOSIS, PC RAM, etc).
Conocer los fundamentos del Sistema Armonizado posibilita aventurarse a obtener información sobre el tratamiento aduanero y
arancelario en otros países. Teniendo en cuenta la “regla de los seis primeros
dígitos”, podemos ingresar a la Nomenclatura de otras administraciones y obtener más datos para estudiar la factibilidad del negocio.
Por ejemplo, si sé que una mercadería que quiero exportar se vende en góndola minorista a un precio X en el país extranjero, puedo descontarle a ese precio un margen estimado de 30% por canal minorista, luego otro 30% del canal mayorista, el IVA de ambos canales y los tributos de importación para llegar a un "precio de referencia" que va a servir para comparar con el precio al que nosotros podemos poner nuestra mercadería en un puerto de destino y así saber si somos competitivos o no.
Algunas nomenclaturas de otros países/bloques:
Nos vemos,
Lectura
recomendada
FERNANDEZ, Silvina Sandra, PELLEGRINO Leonardo y
PRANTEDA, Nicolás Natalio. Clasificación Aduanera de Mercaderías. Guía
Práctica, Ed. IARA S.A., 2011.
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