En los últimos tiempos los exportadores se han venido quejando de la falta de competitividad que les confiere el tipo de cambio de nuestro país para conquistar y mantener mercados externos. El precio si bien no es determinante, es un factor importante para exportar la mayoría de las mercancías. Por supuesto hay mercaderías que tienen una demanda más “inelástica” con respecto al precio, pensemos por ejemplo, en productos regionales con marca de origen, vinos de alta gama, repuestos de bienes de capital hechos a medida, etc. Pero todo tiene un límite. Tarde o temprano se apunta a otros vinos, se venden menos productos regionales y cuesta vender bienes de capital nuevos asociados a servicios post venta más “salados”, por ejemplo.
Ahora piénsese por un momento
cómo estarán las cosas en la vereda de los importadores. El mismo tipo de
cambio para importar es un regalo. ¿Adónde vamos a conseguir el dólar a 5,60
pesos hoy día?. Simplemente no existe en otro lugar más allá de las operaciones
que a cuenta gotas autoriza el Gobierno, o Guillermo Moreno, para ser más
específicos.
Es bastante conocido que la medida clave para el control del ingreso
de mercaderías al país con su consecuente pago, es la DJAI (Declaración Jurada
Anticipada de Importación). Desde la Secretaría
de Comercio Interior se ideó un canal no escrito de mecanismos de compensaciones
que insumen tiempo y dinero, para desbloquear las observaciones que se realizan
en este mal denominado “Régimen Informativo”.
En 2012
..el año en que se estableció
la DJAI, las importaciones cayeron cerca
del 8% respecto al 2011, poniéndose fin a la suba continuada desde 2003 (y con
excepción de 2009), que superaba proporcionalmente el aumento de las
exportaciones en el mismo período. Ese
año se consiguó superar ampliamente el umbral de los 10.000 millones de dólares que el
propio Secretario fijó como meta.
Sin embargo este 2013…
La balanza comercial se sitúa un
28% por debajo de la equivalente a julio 2012, y las importaciones que a julio
de 2012 sumaban 38.600 millones de dólares, este año ya sobrepasaron los 43.000, es decir
que superan en un 10% lo hecho anteriormente.
Mirada local
Si ponemos la lupa en las
provincias de Santa Fe y Entre Ríos vemos que las importaciones realizadas por
las aduanas de las mismas se redujeron alrededor de un 5%[1]
en 2012. En lo que va de 2013 se supera ampliamente la suba del 10% interanual
registrada a nivel nacional hasta le fecha (27%) [2].
Perspectivas
Uno de los más grandes
economistas de la historia, John Maynard Keynes
dijo que lo único seguro es que “a largo plazo todos estamos muertos”. Es difícil
fijar perspectivas a largo plazo. Lo
único que sabemos es que aún con el ritmo de devaluación actual (que nos
llevará un 25 y un 30% anual, acorde a la inflación verdadera), una buena parte
del escenario próximo del sector externo dependerá de lo que suceda con el campo,
el ritmo de emisión monetaria (por
definición, la emisión debe ser acorde al crecimiento de un país, más allá de
eso viene la inflación), los socios comerciales y las expectativas de la gente. Estos últimos
meses, el insuficiente ingreso de divisas del campo, más la sangría energética, que conllevaría a un desbalance negativo de alrededor de 7.000 millones de dólares a fin de año, complicaron el escenario sobremanera.
Pero si podemos ver a un plazo más
corto...
Cuando me consultan hoy día sobre cuál es el negocio del momento y digo “importar”, confieso que me miran con asombro. No se puede importar todo lo que se desea, pero hay que insistir “hasta el infinito y más allá”. Ya que estamos, haciendo analogía con Buzz Lightyear, sabemos que las importaciones no van a volar pero se puede intentar caer con estilo. Si le ponemos atención, no es difícil entender que el tipo de cambio para los exportadores es aún un castigo, y por contraposición es para los importadores es casi un “subsidio”. Es obvio que mientras tanto, algunos desisten y pocos perseveran. Estos hacen una inversión de tiempo y dinero en tratar de seguir importando, por supuesto que hay un riesgo, pero el premio es acceder a precios y a veces productos, a veces imposibles de conseguir en el mercado local.
Cuando me consultan hoy día sobre cuál es el negocio del momento y digo “importar”, confieso que me miran con asombro. No se puede importar todo lo que se desea, pero hay que insistir “hasta el infinito y más allá”. Ya que estamos, haciendo analogía con Buzz Lightyear, sabemos que las importaciones no van a volar pero se puede intentar caer con estilo. Si le ponemos atención, no es difícil entender que el tipo de cambio para los exportadores es aún un castigo, y por contraposición es para los importadores es casi un “subsidio”. Es obvio que mientras tanto, algunos desisten y pocos perseveran. Estos hacen una inversión de tiempo y dinero en tratar de seguir importando, por supuesto que hay un riesgo, pero el premio es acceder a precios y a veces productos, a veces imposibles de conseguir en el mercado local.
Desde un punto de vista responsable,
deseo mayor planificación, señales claras de separar la paja del trigo, los
productos que van a la vidriera de un bazar de los que van a la industria; los
que se producen en el país de los que no; y los que sabemos que podremos seguir
produciendo eficientemente hacia futuro
de los demás, por ejemplo. Es decir, poner el ojo un poco menos en la “caja”
del país, que es una foto de hoy, y empezar a mirar más toda la película.
Para cerrar, párrafo especial
para los exportadores. Es admirable la
gente que sigue apostando a la exportación, y sobre todo quienes exportan valor
agregado en este contexto, un ejemplo de otra forma de que el país no pierda
divisas: una cosa es evitar que salgan y otra diferente es poner el acento en
que sigan ingresando cada vez más, a pesar de todo. Nos vemos...
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