http://www.lanacion.com.ar/2080499-desmontando-el-control-de-cambios
Argentina es un país que oscila entre opuestos.
Todo se va, todo vuelve. Ahora es el turno del mercado de cambios.
Salimos milagrosamente de la tremenda crisis del 2001 con un Mercado Único y Libre
de Cambios (ni único ni libre a lo largo
de estos años) que trajo consigo un importante aparato de control que
implicó cargas administrativas para bancos, la AFIP, exportadores e
importadores, despachantes y otros operadores. De a poco, nos fuimos
sumergiendo en un contexto de control de cambios que se mantuvo aún en tiempos de posterior
bonanza, y alcanzó su máxima intensidad durante el cepo cambiario,
fundamentalmente a través de las declaraciones anticipadas, principalmente con
la DJAI, el dólar turista y el dólar ahorro (una agotadora fila para
acceder a las divisas).
Pero
este esquema no era nuevo. Ya había existido control de cambios en Argentina a
partir del año 64, luego libertad cambiaria en los 90, ahora llegaba el turno a
las restricciones que con el tiempo se hicieron control de cambios, y
hoy de nuevo caminamos hacia a la
libertad cambiaria.
El nuevo Gobierno, primero corrigió el tipo de
cambio, eliminando el mercado paralelo y después apostó a la gradualidad.
Primero extendió el plazo de ingreso de divisas (a cinco y luego a diez años),
luego fue por el lado de las
importaciones, eliminando el seguimiento (SEPAIMPO), después se desreguló el
ingreso para exportaciones de servicios y ahora es el turno de las
exportaciones de bienes. A partir del Decreto 893/2017 recientemente publicado,
no requiere de ingreso de divisas, lo mismo que no es éste requisito para el
cobro de los reintegros de exportación.
Esta
medida es adecuada en un contexto sin cepo, donde el dólar flota con libertad y
donde el Banco Central tiene respaldo suficiente. Es una carta fuerte la
que juega el Gobierno intentando enviar una señal de confianza a las empresas
locales y extranjeras. Hay que tener en cuenta que en Argentina el 90% de las
exportaciones proviene de unas 750 empresas y que de estas más de la mitad son
multinacionales.
Por
otra parte, con los medios tecnológicos que hay disponibles hoy día, la AFIP
actual tiene los elementos necesarios
para combatir con éxito la evasión y la subfacturación, procurando una correcta
declaración por parte de los contribuyentes en sus
ventas y un adecuado ingreso de tributos. Todo esto alivia la labor de quienes trabajamos en
comercio exterior y brinda espacios a tareas más fructíferas.
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