Por Diego Dumont
El gobierno puso el comercio exterior sobre la
mesa. No hay dudas. Se puede apoyar o se puede criticar, pero nadie duda de que
Macri quiere un país con más exportaciones y más importaciones, dos vías de una
misma autopista, aunque me quiero detener sobre las primeras. Sepa Usted que desde diciembre se fueron tomando medidas que
buscan reconstruir, o mejor dicho construir un país exportador. Y sepa que las exportaciones en lo que va del
año no superan lo hecho en el mismo período el año pasado, pero espéreme, no me
quiero adelantar.
Por ahora le quiero contar que ese país que el mismo presidente sueña construir como "supermercado del mundo" está aún con ladrillos
desvestidos, y sin loza. Y eso me lleva
a un escritor que admiro por la simpleza que hubo en su pluma (no por eso menos
punzante), y por la desopilante comedia de sus reflexiones. Este genio de lo
cotidiano, seguramente sentado en alguna plaza o rincón de Buenos Aires y escribía: “… la
casa sin techos, sin puertas, sin revoque, es el exponente de un fracaso de
ilusiones, la demostración más evidente de que su dueño fue sorprendido por
algo terrible cuando menos lo esperaba”. Y espéreme, le prometo volver, pero no
quiero que se me vaya de tema. Por ahora piense que si no seguimos haciendo más, el proyecto
de ser el supermercado del mundo va a
quedar polvoriento y abandonado.
Dejar ser el granero del mundo para ser algo más necesita de ciertas condiciones. Una de ellas
es más exportadores, y otra es más valor agregado, y sepa que hay otras. Tampoco me quiero saltar la importancia de debido cuidado del mercado doméstico. No hablo de modalidades de prepotencia o “apriete” dejados atrás … ni tampoco del
Estado ausente. El Estado tiene que
estar cerca de las grandes empresas que tienen un rol clave en la formación de
precios, para velar por el consumidor, o sea Usted o yo. Vayamos a lo que le acabo de adelantar (no me olvidé del cuento).
Hay que tener más exportadores
La "crisis" de 2009 (no es crisis técnicamente pero Usted me entiende mejor), frenó el crecimiento
sostenido de nuevos exportadores en América Latina que tenía lugar desde 2002. De cerca de 100
mil empresas exportadoras, se pasó a más de 117.000 en 2008, y desde ahí a
menos de 112 mil firmas en 2014. No es una sorpresa, que en un mundo con una
demanda mundial débil, que sigue sin superar el 3% interanual, es cada vez más
difícil exportar.
Argentina en un mano a mano con Colombia comparte
el tercer puesto en el ranking de empresas exportadoras con cerca de 10 mil
firmas, detrás de Brasil (aproximadamente 20 mil) y México (aproximadamente 34
mil), pero desde 2008 a 2014 el número de empresas que llevan nuestros
productos al exterior cayó un alarmante 25%, una de las peores caídas del
ranking.
Sin embargo, como en toda crisis, hay quienes salen más zamarreados y quienes mejor peinados. Hubo países
que supieron insertar más empresas en la exportación como Costa Rica (+19%
aproximadamente), Perú (alrededor de +12%) y Ecuador (casi +7%). Viendo desde otro ángulo, mientras que en países
como Alemania, 9 de cada 100 empresas son exportadoras, en Argentina no llegamos
a dos cada cien. Primera conclusión: hay que favorecer la aparición de empresas
exportadoras.
Exportación Retail
Rankings como el "doing business" muestran que nuestro país está entre los más burocráticos
del mundo a la hora de permitir la creación de una nueva empresa, y por otro
lado, no tiene un mecanismo de exportación ágil para
emprendedores que vaya a consumidores finales (Retail). Piénselo bien, Usted se
quiere comprar una computadora en China, o un teléfono celular en USA, o un
vestido en la India, le basta ingresar por internet a alguna tienda online,
paga con tarjeta de crédito y lo recibe en su casa. Pero talabarteros, modistas
o artesanos y tiendas gourmet, no pueden
enviar productos en cantidad por correo
argentino y cobrarlo con tarjeta de crédito.
Y acá quiero hacer una aclaración, porque no
quiero ganarme la antipatía de compañeros de este loable y profesional oficio
de despachar por aduana. Un sistema así no debería captar mercadería de empresas
que pretendan reemplazar el mecanismo general (Régimen General, para
entendidos), sino la mercadería de microemprendedores que si no se vende así,
no se vende a ninguna parte. Y por supuesto, tomar todos los recaudos para no desvirtuar la
idea, evitando que con casos particulares que pueden preverse se omita
un debate serio sobre el tema. Bajo ningún aspecto se debería menoscabar el
importante rol que cubre el despachante de aduana, sino al contrario, este debería ser un
primer paso para que la persona progrese y pase de microemprendedor a empresa y lo contrate.
No hay legislación en Argentina que permita
despacho con finalidad comercial, puerta a puerta y por correo oficial, por
parte de microemprendedores (se podría crear un Registro Nacional para garantizar el no desvirtuamiento del Régimen). La exportación por Couriers si bien es posible, está limitada a mil dólares y 44 libras o 50kg, y a ciertos requisitos sobre mercaderías (prohibiciones). Pero ya hay
quienes piden a gritos este mecanismo.
Como indicios positivos en favor de
microemprendedores, en julio pasado se sancionó la Ley Pyme, y a mitad de
agosto el presidente Macri anunció dos
proyectos de ley que se enviarán al Congreso reforzando el “Argentina emprende”:
la Ley de Sociedades de Beneficio e
Interés Colectivo y la Ley de emprendedores. ¿Sabe en dónde fue el anuncio?. En
la sede de Mercadolibre (la empresa líder de comercio electrónico de América
Latina). Segunda conclusión: hay que darle pista a los emprendedores en la exportación. Hay miles de exportadores pero cientos de miles de emprendedores. ¿Por qué perder la oportunidad?.
Más valor agregado
La otra pata es subir la apuesta con el valor
agregado. En los primeros 7 meses del
año las exportaciones argentinas cayeron casi un 4%. Pero hasta ahí es un numero
engañoso. ¿Sabe Usted que en realidad exportamos más?.
Así es, aumentaron las cantidades exportadas un 5,2% pero los
precios de lo que vendemos cayeron un
8,7%. Si comparamos los primeros siete
meses de 2015 con los primeros siete de 2016 aumentamos casi un 10% el valor de exportación de productos primarios, pero Usted
sabe, esto es lo que menos vale en los días que corren, los precios de los comodities están mal. Y
justamente lo que más plata da, las exportaciones de manufacturas de origen
industrial, caen casi un 15%. Preocupante, y más si tenemos en cuenta que en un
calco inverso, las cantidades importadas aumentan mientras los precios del made
in extranjero caen.
Hasta ahí las pálidas. Tenemos la llave para
salir. Hay que hacer un all in en las ventas donde más eficientes somos y más valor hay. Hay que apostar más a las exportaciones que incorporan más valor al
esfuerzo nacional, y eso sólo puede significar una cosa: micro, pequeñas y medianas
empresas. Personas o empresas que para
sobrevivir no pueden apenas subir unas bolsas de soja a un pallet, sino que
deben jugar mejores cartas. No digo dejar de exportar productos primarios, hablo de impulsar más las PyMeX (no son excluyentes entre sí). Un dato que debería preocupar:
en Argentina casi cien empresas grandes (el 1% del padrón) vendía más del 72% del total exportado en 2014, y casi 750 empresas llegaban al 92% de
dicho total. Si quiere mirarlo desde otro ángulo, más de 9 mil empresas son estadísticamente
como un “cuchillo viejo”, ni pinchan ni cortan, no llegan ni al 8% del valor
exportado por Argentina. Tercera conclusión: Hay que apostar a las PyMeX para sumar valor a las ventas externas.
Y no me olvidé. “Y es así que las casas
interminadas, las casas que hacen mirar oblicuamente a los vigilantes, que
saben que allí se refugian sujetos turbios y producen novelas inconfesables,
sean las más interesantes, y también las más misteriosas, misteriosas porque contrarían
el espíritu de todos los tratados de construcción que establecen que una casa,
cuando se comienza, se termina…”. El gran Roberto Artl, sí (La casa sin
terminar, Aguafuertes porteñas).
No sea cosa que nos quedemos con el fratacho en la mano. Nos vemos,
Repercusiones.
1 comentario:
Sos muy talentoso Diego. Me encanta leerte. Saludos desde Morteros CBA. Gisela.
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