Para Revista Puerto Negocios
¿No es increíble todo lo que puede tener dentro
un lápiz? (Joaquín Salvador Lavado Tejón – Quino)
Una caricatura es una representación exagerada,
deformada, acentuada, de lo que algo es. En este caso, de lo que debe ser. ¿Y qué es lo que debe
ser?. Debe ser un país que produzca, en el cual la industria no tenga problemas
para hacerse de los insumos, partes y piezas necesarios. Esto no quiere decir apertura total del
comercio exterior, que digamos de paso, es como Superman, el Chapulín Colorado o los Minions:
sabemos de qué se trata … y que sólo
existe en la ficción.
No es que no deba existir un comercio exterior
administrado. Es más, desde el reventón de la burbuja inmobiliaria
estadounidense a fines de la década pasada, se viene hablando de un mundo
moderno con doble personalidad, que dice una cosa pero que hace otra: abramos las barreras pero tiremos algún
gomerazo de vez en cuando al que pasa (Proteccionismo encubierto).
Lo que Argentina necesita es producir, generar
empleo, exportar excedentes, garantizar la demanda interna. La mayoría de lo
que se importa en el país (más de 8 de cada 10 dólares) va a producción. Esto no es
sólo un dato actual. Es un dato histórico. Si nos remontamos al pasado,
desde ochenta años hacia atrás hasta hoy, la curva de producción siguió a la de
importaciones (la relación que mide en cuánto, se llama Tasa de Dependencia).
El nuevo Sistema Administrado
El renovado Gobierno Nacional lanzó en diciembre pasado el
SIMI (Sistema Integral de Monitoreo de las Importaciones). Desde el punto de vista operativo, no ha sido
prolija la cuestión normativa (al igual que venía sucediendo) y quedan
cuestiones técnicas por aclarar, aunque voto por la indulgencia toda vez que es
muy reciente la transición de autoridades y no son pocos los desequilibrios
heredados.
Pero haciendo un análisis más global, hay que
hacer algunas observaciones urgentes. El flamante sistema incluye más de 1400
posiciones arancelarias (de las cerca de 19.000 totales) con licencias de
importación no automáticas que al día de hoy no están siendo aprobadas. Muchas
de ellas, cerca de la mitad, sin industria nacional. Es el doble de mercaderías comprometidas con
este tipo de licencias de las que tenía Argentina hasta enero de 2013. Por eso
digo que sigue habiendo una exageración del comercio administrado. Hay
que pasar de la caricatura a la “selfi”:
tener una imagen propia que no va a ser perfecta (porque hay sectores sensibles
donde poner un palito en la rueda: textiles, calzados, juguetes, etc.), pero
que sí va a ser más real, más a tono con el mundo. Por lo menos la mitad de las
mercaderías comprometidas con licencias no automáticas debe revisarse y no se puede perder tiempo.
Esto implica, como dice mi amigo Miguel Ponce, pasar del shock al gradualismo. Del shock de la devaluación
(del oficial) y la derogación de la inolvidable DJAI (Declaración Jurada
Anticipada de Importación) al gradualismo de corregir sobre la marcha los excesos
y la salida total del cepo (algo que se logrará una vez que los importadores
con deudas viejas al exterior, puedan terminar de cancelarlas bajo el
cronograma propuesto o la transferencia de los BONAR 2016 que ofreció el
Gobierno).
Argentina decime qué se siente
Por el lado de los exportadores hay un cuco que
se llama Brasil, que ha devaluado hasta el momento un 60% el real, está en
recesión y es nuestro principal comprador. El 20% de nuestras exportaciones van
a este país. Llegó la revancha del
cantito de 2014 fuera del césped.
Es más difícil vender a Brasil (no imposible porque este país es muy
grande y necesita importar). Tendremos que aprovechar las ventajas que nos da el
MERCOSUR frente a otros países.
China, nuestro segundo comprador sigue desacelerando
su crecimiento con respecto a la década pasada (se espera un incremento del PIB cercano al 7%). La economía mundial seguiría expandiéndose en 2016 en torno a
un 3%. Los commodities siguen en caída, lo que significa, por el lado de las
exportaciones, que al campo le costará más aportar dólares a la economía; y
por el lado de las importaciones, que pagaremos menos por la energía que compramos (léase petróleo y gas).
La mejor noticia es la eliminación/reducción de
retenciones a la exportación y el dólar oficial más alto. Al momento en que
escribo estas líneas, superando los 14,30 pesos y con Sturzenegger (presidente
del BCRA) dejandolo ir, protegiendo su libertad como Terminator a Connor
(inevitable no relacionar, vio).
Este no será un año fácil, pero tiene el gustito
del desafío. La receta es trabajar dentro y fuera del Gobierno, según donde
cada uno esté. Nos vemos.
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