Por Diego Dumont
Para Semanario de Comercio Exterior
La vida es una quiniela
Imaginemos que en el instante previo a nacer estuviésemos
todos en un bolillero, y del resultado del sorteo depende la vida que nos
toque, si somos ricos o pobres, nuestras características físicas, si estamos
sanos o enfermos, nuestra familia, y el lugar donde va a ser el nacimiento. Ese
momento condiciona nuestra vida a fuego.
Depende del lugar en donde te toca podés estar condenado a morir pronto
o no. Por ejemplo cada mil peques de menos de cinco años que vienen al mundo en
Japón o Suecia, mueren menos de tres, pero en otros países como Afganistan mueren más de cien. Justamente
el país que fuera en su época de oro una suerte de paraíso de competencias de
barriletes infantiles, según cuenta Khaled Hosseini en su conmovedor “Cometas en el Cielo”.
Después, si tenés la suerte de sobrevivir,
de grande te queda luchar por seguir haciéndolo. Es mentira que “todos los niños vienen con un
pan bajo el brazo”, a veces se llega al mundo con un supermercado y otras con
el brazo pelado. En algunos países se
dispone de más de cien dólares de ingreso per cápita por día, como Qatar, y en
otros tenés menos de uno como Congo.
En un tema infinitamente más
banal como es exportar mercadería , el razonamiento es similar, mientras más lejos nos lleve el bolillero de
las grandes ciudades, más difícil es el acceso al conocimiento y a los servicios,
y esto repercute directamente en la
aventura de empezar a exportar.
Exportaciones argentinas
Las exportaciones argentinas están
concentradas en pocos productos (alrededor de diez explican la mitad de
nuestras exportaciones); en pocos destinos (los cinco principales destinos de
las exportaciones argentinas representan casi la mitad del total exportado); en
pocos orígenes (las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba representan
el 70% del valor exportado); y en pocos jugadores, se cumple fielmente la llamada Ley de Pareto: pocos
(las grandes empresas, un 15% del universo de exportadores) exportan mucho (el
90% del total), y muchos (pequeños y medianos exportadores, un 85% del
universo) exportan poco (10% del total), según datos de la CEPAL. Encima, el
grueso de los grandes exportadores son filiales extranjeras.
“Efecto mariposa”
¿Qué sentido tiene entonces para
el Estado fomentar la inserción de exportadores pequeños en el mercado global
si exportan tan poco?. ¿Por qué lo hace? . Porque pequeños cambios generan
efectos exponenciales, “pequeñas” exportaciones tienen grandes efectos sobre el
tejido social… el aleteo de una mariposa en una parte del mundo genera un huracán en otra parte.
Cuanto mayor es el tamaño de los
exportadores, mayor es la primarización de las exportaciones y menores las
exportaciones con valor agregado. Cerca del 80% de las exportaciones de los
microexportadores son Manufacturas de Origen Industrial (MOI), 66% en el caso
de medianos chicos y 52% en el caso de
medianos, y menos del 30% en el caso de los Grandes Exportadores. Las MOI requieren
más mano de obra, por tanto, muchas empresas que exportan relativamente poco
generan mucho empleo. Por otra parte,
las provincias que albergan mayor proporción de PyMEx entre sus empresas, son algunas provincias del interior diferentes
a las tres mayores exportadoras (Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba), lo que
convierte a los chicos que exportan en una fuente de trabajo y de ingreso hacia
lugares menos favorecidos. En la tríada mencionada, la participación PyMEx en el valor exportado
no alcanza el 20%, y por tanto hay una mayor dependencia de los grandes
exportadores en las principales provincias.
La Exportación por Cuenta y Orden
de Terceros (ECOT)
El Estado recurre a políticas públicas para fomentar las
exportaciones. La ECOT viene a solucionar un problema de IVA reemplazando la transmisión de dominio de
mercadería por la figura del mandato, cuando un sujeto A le da su mercadería a otro sujeto B para que
este le brinde el servicio de documentar en aduana (sea porque B es el consorcio de exportación dentro del cual
opera A o una “Trading” que puede colocar su producto en el exterior, por
ejemplo).
En los últimos tiempos la ECOT se ha puesto de moda (con un
cierto desvirtuamiento del Régimen) al ser aceptado como mecanismo para
compensar importaciones por la Secretaría de Comercio Interior. Sin
embargo, en esencia la ECOT se trata de personas,
y de “cambiar el mundo”, de ayudar a la suerte posibilitando mayor igualdad de oportunidades de
acceso al mercado global y un fortalecimiento del tejido social que como vimos,
depende en gran parte de “pequeños gigantes”.
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