Por Diego Dumont
Si tenés que comprar acciones, vas a la Bolsa de
Valores. Si querés dos kilos de papas y dos atados de achicoria, podrías ir a
la verdulería. Si tenés que comprar tres
kilos de milanesas, podrías ir a la carnicería. Si sacás el dedo gordo del
pie por la zapatilla y necesitas
cambiarlas, seguramente vas a una casa de deportes. ¿Y si querés comprar
dólares para pagarle a tu proveedor chino o querés retirar los euros que te
mandó tu cliente español?. Entonces vas al “mercado de cambios”.
Una de las primeras cosas que se estudian en
Economía es la forma en que confluyen las curvas de oferta y demanda,
determinando donde se cruzan, el precio del bien en cuestión. En comercio exterior, la oferta viene
representada por el ingreso de divisas (digamos dólares, por ejemplo) que
producen nuestras exportaciones; y la demanda, por las divisas que pedimos para
pagar nuestras importaciones. Teóricamente, donde se cruzan, estaría el precio
del dólar (flotación limpia).
Pero a diferencia de muchos mercados, en el
mercado de cambios la presencia del Estado suele ser muy activa. Si por ejemplo entra una cantidad importante
de dólares en los primeros meses del año (cuando se producen la mayor parte de
nuestras exportaciones agropecuarias), se dice que la curva de la oferta se
mueve para la derecha y el precio del dólar bajaría. Si no entendés
nada de economía no importa, imaginate que te levantás a la mañana, salís al
patio y llueven medialunas, .....
Continúa en el libro...
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