Por Diego Dumont - Para LT10 Económicas AUDIO
Ni el acto fallido de Mujica de la semana pasada, ni la situación post crisis 2008-2009, ni la propia uruguaya, país de perfil “importador” de mercaderías (vendedor de servicios). La política ”Cero Kilo”, consistente en limitar toda introducción de mercadería al país de la Banda Oriental, tiene un epicentro social, reflejo de la devaluación real, la que marca el tipo de cambio “ilegal”.
Ni el acto fallido de Mujica de la semana pasada, ni la situación post crisis 2008-2009, ni la propia uruguaya, país de perfil “importador” de mercaderías (vendedor de servicios). La política ”Cero Kilo”, consistente en limitar toda introducción de mercadería al país de la Banda Oriental, tiene un epicentro social, reflejo de la devaluación real, la que marca el tipo de cambio “ilegal”.
Sin ánimo de referenciar un conocido cliché
político, la única verdad es la realidad. Y cuando la moneda del
país A se deprecia en relación a la del país B, se dice que se
produce un aumento de competitividad que hace más barato a B adquirir productos
de A.
Alrededor de 1.400.000 uruguayos cruzan cada año a Argentina. Una parte, familias y personas que viven en
zonas de frontera, vienen a hacer valer más su dinero
comprando bienes no sólo para uso o consumo personal sino además con fines
comerciales especulativos, algo que existió desde siempre bajo un cierto margen
de tolerancia por parte de las autoridades y comerciantes, y que va cambiando de dirección según sea el contexto económico.
El Régimen que permite que ciudadanos crucen un
puente o barrera para ir a comprar alimentos al súper o a cargar nafta se llama
“de Tráfico Fronterizo”, y existe en el mundo, no sólo en Uruguay, no sólo en
Argentina.
La mercadería que pueden comprar los residentes
en zona de frontera debe ser para uso o consumo propio, familiar, o del hogar. En
Argentina por ejemplo, tienen una franquicia de 50 dólares mensuales.
Este tipo de normativas se flexibilizan en la
práctica, porque “hacer la vista gorda” posibilita la subsistencia de familias marginales a veces, que perdieron la libertad y dependen de ello para ganarse el pan, y otro tanto, un trabajo fino de oportunistas. Así sucede por ejemplo con las mujeres y pibes “bagayeros” en
el noroeste argentino. En todo caso, se aplica “mano
dura a ojo" con un cierto equilibrio tácito entre daño potencial y
cuestión social.
Pero, mientras más la realidad se aleja de la
ficción, más notorio es el problema y se empieza a agotar la paciencia de algunos. Cuando
el “blue” se aleja cerca un 60% de la cotización oficial (el dólar “verde”,
que hoy casi sólo vemos en las películas), se produce una mayor
presión en las fronteras.
De esa manera, se endurecen los controles y para
acceder a montos de compras más importantes hay que encuadrarse en otro Régimen
(de Equipaje, del MERCOSUR) que sí lo permite (150 dólares en frontera
terrestre, 300 dólares en otros casos), pero exige permanecer un
mínimo de 24 horas al otro lado de los confines nacionales.
No es efecto de alguna una tensión diplomática, no es protección ante fugaductos de capitales. Después de todo, se trata de una lucha de libertades...
No es efecto de alguna una tensión diplomática, no es protección ante fugaductos de capitales. Después de todo, se trata de una lucha de libertades...
Bonus Track - La Libertad -Andrés
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